LAS DUDAS DEL PROYECTO DEL TREN LIGERO PARA BARRANQUILLA

El alcalde de Barranquilla, Alejandro Char, anunció con bombos y platillos, como es su estilo, el 18 de enero de este año, que “Barranquilla y su Área Metropolitana van a tener su metro ligero”, que ya había un estudio de prefactibilidad del proyecto de  naturaleza Asociación Público Privada (APP) con un costo de 1,4 billones de pesos, de los cuales el 30 por ciento lo aportaría la Nación y el restante la firma Todotrén, del cual no se sabe quiénes son sus accionistas.
El tren irá por toda la calle 30 con una longitud de 9,4 kilómetros, entre el aeropuerto Ernesto Cortissoz y Barranquillita. El proyecto entra ahora en el estudio de factibilidad, según Jaime Berdugo, director del Área Metropolitana de Barranquilla, afirmando él que en las próximas semanas haya un pronunciamiento sobre la factibilidad, para poder continuar con la etapa de construcción y por último, la puesta en funcionamiento.
Pero un importante estudio realizado por el Instituto de Estudios Económicos del Caribe de la Universidad del Norte y El Heraldo, muestran las falencias y dudas sobre el proyecto del tren ligero que con tanto apresuramiento anunció la Administración Distrital.
La primera de estas inquietudes trata de los recursos que se necesitan para su construcción, porque no hay claridad de dónde provendrán los aportes del sector público, según el proyecto, alrededor de 420 mil millones de pesos. Ante la estrechez económica y el ajuste fiscal en que se encuentra el Gobierno Nacional es poco probable contar con sus recursos. El estudio además recuerda que Barranquilla aún se encuentra en Ley 550, lo que significa que tiene las limitaciones de las fuerte restricciones financieras que le impone esta ley. Sin olvidar que el proyecto debe surtir primero su trámite ante Planeación Nacional y el Ministerio de Hacienda para conseguir los recursos, y solo con posteridad a que estos dineros se garanticen, sería posible abrir licitación pública, de acuerdo a la legislación vigente.
En segundo lugar, el documento de Uninorte – El Heraldo, sugiere que además del tren ligero se deben evaluar otras opciones, como el BRT (Bus de Tránsito Rápido) o un trolebús, ya que, variables como los costos de infraestructura, material rodante y operación, son determinantes. Por ejemplo, dice el estudio, el costo de infraestructura del tren ligero (LRT) oscila entre 25 y 40 millones de pesos de dólares por kilómetro, mientras el valor del BRT, está en el rango de 5 a 15 millones de dólares por kilómetro. Los costos operacionales de un LRT son 20% a 50% mayores que los del BRT. Además sus velocidades de operación son comparables.
Tercero, dice el estudio, que el análisis de la demanda es fundamental. Expresa el documento que la calle 30 es un corredor de alta movilidad, pero la mayor parte de los viajes proviene de zonas que están por fuera de la franja en la cual los usuarios pueden acceder en forma directa. Lo cual significa que se debe incluir unos costos de alimentación que deben entrar en la ecuación financiera. Los ingresos por tarifa deben compartirse con rutas alimentadoras y con el resto del Sistema de Transporte Masivo. Debe ser un sistema todo integrado. Además, el estudio sugiere extender el trazado hasta Malambo donde se podría construir allí una terminal de transbordo para el servicio de buses intermunicipales.
Cuarto, la investigación resalta que en los costos operacionales, prácticamente todos los sistemas de urbanos sobre rieles del mundo, con muy contadas excepciones, son subsidiados en su operación, debido  que los costos de infraestructura suelen asimilarse como hundidos, que no se cargan a la tarifa. Incluirlos significaría tarifas muy altas que los usuarios no podrían pagar.
Por último el trabajo Uninorte - El Heraldo concluye, primero, que la planificación del transporte público urbano debe obedecer a un análisis integral del sistema y no de tramos aislados. Segundo, que la tarea de la planificación debe ser responsabilidad del estado y no debe caer en manos privadas. Tercero, los procesos de planificación de sistema de transporte son complejos y ocupan tiempo, y por tanto, no se pueden tomar decisiones apresuradas sin un análisis detallado de alternativas, porque los riesgos sociales y económicos involucrados son muy altos.
Con este estudio, el alcalde Alejandro Char está avisado.

Por Alberto Luna Avila

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