Las vías de nuestra ciudad son una constante paradoja. Mientras se intenta ejecutar un programa que ofrezca “Vías para todos”, las tasas de inseguridad aumentan, habiendo ya 4 conductores de buses que han sido asesinados en lo que va del año, y, además hay varias rutas que cuentan con una infraestructura que deja mucho que desear.
La alcaldía está desarrollando un programa que busca realizar mantenimiento a varias vías barranquilleras, y lleva ya un avance del 75%. Se busca sellar con asfalto los huecos existentes, y realizarle arreglos a muchas de nuestras calles. Lo que se pretende es que los ciudadanos puedan transitar por vías seguras y que cuenten con una alta calidad.
Sin embargo, hay muchas calles de la ciudad que recibieron supuestos arreglos y mejoras, en dónde parece que el remedio fue peor que la enfermedad. Por ejemplo, la Avenida Olaya Herrera, luego de ser reducida para permitir la construcción de las estaciones del Transmetro, ofrece caos constante y taponamiento a los conductores que transitan por el sector. Por su parte, varios los puentes, como el de la calle 30 y el de la calle Murillo, no cuentan con salidas suficientes y efectivas para poder hacer los retornos necesarios.
Paralelamente, en las calles de Barranquilla, hay presente un miedo, que se acentúa cada vez más, por parte de los conductores de buses de la ciudad. Diversas bandas de extorsionistas han asesinado a 4 de ellos ya, buscando que las empresas transportadoras les realicen pagos. La situación de ha vuelto tan insostenible, que muchos de los choferes de los buses temen seguir trabajando, porque sienten que ponen en peligro sus vidas constantemente.
Se necesita presencia suficiente de las autoridades competentes para que nuestras vías no estén llenas de peligro y zozobra. De nada sirve que se repavimenten las calles y se invierta dinero en las mejoras físicas, si hay sectores de la ciudad en dónde el pánico y la inseguridad abundan. Además, cada obra que se ejecute debe ser pensada para que pueda favorecer a la ciudadanía y garantizar un flujo vehicular más ameno.
La alcaldía está desarrollando un programa que busca realizar mantenimiento a varias vías barranquilleras, y lleva ya un avance del 75%. Se busca sellar con asfalto los huecos existentes, y realizarle arreglos a muchas de nuestras calles. Lo que se pretende es que los ciudadanos puedan transitar por vías seguras y que cuenten con una alta calidad.
Sin embargo, hay muchas calles de la ciudad que recibieron supuestos arreglos y mejoras, en dónde parece que el remedio fue peor que la enfermedad. Por ejemplo, la Avenida Olaya Herrera, luego de ser reducida para permitir la construcción de las estaciones del Transmetro, ofrece caos constante y taponamiento a los conductores que transitan por el sector. Por su parte, varios los puentes, como el de la calle 30 y el de la calle Murillo, no cuentan con salidas suficientes y efectivas para poder hacer los retornos necesarios.
Paralelamente, en las calles de Barranquilla, hay presente un miedo, que se acentúa cada vez más, por parte de los conductores de buses de la ciudad. Diversas bandas de extorsionistas han asesinado a 4 de ellos ya, buscando que las empresas transportadoras les realicen pagos. La situación de ha vuelto tan insostenible, que muchos de los choferes de los buses temen seguir trabajando, porque sienten que ponen en peligro sus vidas constantemente.
Se necesita presencia suficiente de las autoridades competentes para que nuestras vías no estén llenas de peligro y zozobra. De nada sirve que se repavimenten las calles y se invierta dinero en las mejoras físicas, si hay sectores de la ciudad en dónde el pánico y la inseguridad abundan. Además, cada obra que se ejecute debe ser pensada para que pueda favorecer a la ciudadanía y garantizar un flujo vehicular más ameno.
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