¿Qué le está pasando a nuestra ciudad? Las calles de pintan de miedo, de inseguridad, de sangre. La situación de orden público, cada vez, se complica un poco más, dejando a los ciudadanos con un sentimiento de angustia y desprotección.
Las extorsiones a las que son víctimas los comerciantes, los asesinatos despiadados de las vendedoras de chance, los robos y atracos a la orden del día. La situación en Barranquilla se ha tornado invivible, y nadie parece escaparse de la inseguridad constante.
Jairo Jaramillo, Arzobispo de Barranquilla, ha manifestado su oración constante en estos momentos de confusión y miedo que se vive en la ciudad. Le ha pedido a todos aquellos que han sido víctimas de la violencia “que las vicisitudes no se conviertan en un obstáculo sino, más bien, en un impulso para continuar con fe en el camino de la vida”.
Al momento, ya van más de 400 vendedoras de chance que renunciaron a sus empleos, debido a que temen por sus vidas. Son tres las vendedoras que han sido asesinadas, como represalia por parte de los extorsionistas en contra de Uniapuestas. ¿Qué culpa tienen estas pobre mujeres? ¿Acaso no estaban cumpliendo meramente con su labor para ganar el sustento diario?
Por su parte, la Policía insta a que se hagan las denuncias pertinentes cuando se presenten casos de extorsión, para así poder contar con un marco legal para poder judicializar a los delincuentes. A todas estas, Barranquilla, como una ciudad con equidad y mayor seguridad es la meta final trazada por el Plan de Ordenamiento Territorial. Parece una ironía cuando estamos, cada vez más, con mayor inseguridad.
Las autoridades y los gobernantes necesitan apersonarse de la situación. Debe haber alguna forma de garantizar la seguridad de los ciudadanos. Debe haber alguna manera de que Barranquilla vuelva a ser una ciudad en dónde la gente pueda pasearse tranquila por las calles.
Queremos saber ustedes qué piensan. ¿Se sienten seguros en la ciudad? Los invitamos que utilicen el hashtag #barranquillasegura para que compartan sus opiniones, sentimientos y percepciones sobre lo que está ocurriendo en Barranquilla, en torno a la inseguridad. Nuestra ciudad nos pertenece a todos y merecemos poder vivir en paz y libertad.
Las extorsiones a las que son víctimas los comerciantes, los asesinatos despiadados de las vendedoras de chance, los robos y atracos a la orden del día. La situación en Barranquilla se ha tornado invivible, y nadie parece escaparse de la inseguridad constante.
Jairo Jaramillo, Arzobispo de Barranquilla, ha manifestado su oración constante en estos momentos de confusión y miedo que se vive en la ciudad. Le ha pedido a todos aquellos que han sido víctimas de la violencia “que las vicisitudes no se conviertan en un obstáculo sino, más bien, en un impulso para continuar con fe en el camino de la vida”.
Al momento, ya van más de 400 vendedoras de chance que renunciaron a sus empleos, debido a que temen por sus vidas. Son tres las vendedoras que han sido asesinadas, como represalia por parte de los extorsionistas en contra de Uniapuestas. ¿Qué culpa tienen estas pobre mujeres? ¿Acaso no estaban cumpliendo meramente con su labor para ganar el sustento diario?
Por su parte, la Policía insta a que se hagan las denuncias pertinentes cuando se presenten casos de extorsión, para así poder contar con un marco legal para poder judicializar a los delincuentes. A todas estas, Barranquilla, como una ciudad con equidad y mayor seguridad es la meta final trazada por el Plan de Ordenamiento Territorial. Parece una ironía cuando estamos, cada vez más, con mayor inseguridad.
Las autoridades y los gobernantes necesitan apersonarse de la situación. Debe haber alguna forma de garantizar la seguridad de los ciudadanos. Debe haber alguna manera de que Barranquilla vuelva a ser una ciudad en dónde la gente pueda pasearse tranquila por las calles.
Queremos saber ustedes qué piensan. ¿Se sienten seguros en la ciudad? Los invitamos que utilicen el hashtag #barranquillasegura para que compartan sus opiniones, sentimientos y percepciones sobre lo que está ocurriendo en Barranquilla, en torno a la inseguridad. Nuestra ciudad nos pertenece a todos y merecemos poder vivir en paz y libertad.
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