¿No han notado cómo cada día resulta más y más complicado desplazarse dentro de la ciudad? Cada día hay más vehículos, más trancones, más problemas y menos soluciones. La cultura vial pareciera ser de dos siglos anteriores al nuestro y como si en lugar de avanzar, fuera en retroceso. De igual forma y casi que de repente, se nos duplicó y en algunos casos, hasta se triplicó el tiempo que toma llegar de un lugar a otro; todo esto sin siquiera tener en cuenta la temporada de lluvía, porque entonces ya no hablamos de un problema de movilidad, sino que simplemente, se vuelve una utopía.
Ahora bien, todo comenzó por la forma tan improvisada y la falta de planeación urbanística con la que toda Colombia y no sólo Barranquilla, pasó del campo a las ciudades. Pero con el paso del tiempo, el fenómeno ha seguido emporando y sin soluciones reales que le pongan punto final.
En Barranquilla, se podría decir que tenemos todo en exceso: demasiadas vías en mal estado y con huecos, demasiados carros, taxis, buses, motos, carro de mulas, etc; y por otro lado, nos encontramos con crecientes falencias: pocas calles que además no son los suficientemente amplias para los que las transitan diariamente y la casi que imperdonable falta de cultura y prudencia vial, que es un dolor de cabeza para muchos ciudadanos. Pero todo esto se reduce a una sola palabra: caos.
No podemos negar, que se están planeando y ejecutando proyectos que buscan responder a las necesidades en materia de movilidad y descongestionar la ciudad, pero nos surgen dudas, pues es mucho lo que ha crecido la ciudad y a pasos extremadamente rápidos. Por eso nos preguntamos ¿Será que alguna vez las soluciones podrán avanzar al ritmo en el que avanzan las complicaciones? ¿Será que alguna vez podremos disfrutar de una ciudad organizada en materia vial? ¿Saldremos del atraso en el que vivimos? ¿tendremos calles apropiadas? Mientras se responden nuestros interrogantes, no nos queda más que esperar y recorrer este camino juntos, o al menos intentar hacerlo.
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